miércoles, 21 de julio de 2010
Amor
Un día, se les fue avisando a los moradores de la misma que su isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla en sus barcos y se prepararon para partir, pero el Amor se quedó, quería quedarse más tiempo, un rato más con su isla que tanto había querido y amado, antes de que se hundiese.
Cuando por fin, estaba ya apunto de ahogarse, el Amor comenzó a pedir ayuda. En eso que venía la Riqueza y el Amor le dijo:
- Riqueza, llévame contigo.
- No puedo, hay mucho oro y plata en mi nave y no tengo espacio para ti.- Espetó la Riqueza.
Le pidió ayuda a la Vanidad que también venía pasando:
- Vanidad, por favor, ayudadme.
- No te puedo ayudar, estás mojado y vas a arruinar mi perfecto bote. - Contestó la Vanidad.
Entonces, el Amor le pidió ayuda a la Tristeza:
- ¿ Me dejas ir contigo ?
- Ay cariño, estoy tan triste por separarme de mi isla que prefiero ir sola. - Respondió la Tristeza.
También pasó la Alegría, pero estaba tan contenta y risueña que ni tan siquiera oyó al Amor gritar en su ayuda.
Desesperado, el Amor comenzó a llorar cuando una voz la llamó:
- Ven Amor, ven, yo te llevo, ven conmigo.
Era un viejecito, pero el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntar su nombre y al llegar a tierra firme, se encontró ésta con la Sabiduría y le preguntó por el nombre de ese viejecito. La Sabiduría respondió de manera tranquila:
- Es el Tiempo.
- ¿El Tiempo?, ¿ Y Por qué solo el Tiempo me ha querido ayudar ? - Preguntó el Amor.
- Porque solo el Tiempo es capaz de ayudar y entender a un gran Amor.
jueves, 8 de julio de 2010
Querer...
Algún día aprenderé el porqué de algunas cosas,
empiezo a aprender cómo camina mi corazón.
Me precipito, salto al vacío, luego me siento y me pongo a buscarme.
Y me busco, busco me busco y no me encuentro
Y no paro de buscarme mas y doy vueltas y pienso sin parar
y me miro en el espejo despacito,
me analizo y me enfado otra vez conmigo.
Y me digo anda ya mujé
si to tiene solución menos la muerte
Y me levanto mu segura
y me echo a llorar como una niña oscura.
Ya no me divierto pienso algunos días
y al otro día no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se qué
pensando que tal vez es posible reponerse.
Y cuando mi cuerpo termine de llorar,
echaré una ramita al mar
que sea balsa pá un marinero naufrago
y pá que no vaya atientas le pondré yo un faro.
Y ahora que he caído al fondo de una piscina
que ni una gotita de agua tenía
voy a recoger mis alitas rotas
y las pegaré trocito a trozo y volaré.
Yo soy una montaña rusa que sube que baja
que ríe que calla, confusa me dejo de llevar
por lo que los días me quieran mostrar.
lunes, 5 de julio de 2010
apareces tú...
Me relaciono, me comunico,
te toco, te escucho, te huelo...
Somos dos.
Me acerco más, te siento, me fundo...
Somos uno sin dejar de ser dos,
somos tres,
los tres vibrando en el mismo nivel...
Y cuando somos tres, entonces...
Mis manos y las tuyas son mis manos,
y mis dos bocas,
y mi pene y mi vagina,
y mi barba y mis senos;
y mi orgasmo...Mi triple orgasmo...
El tuyo, el mío, el nuestro.
Es hermoso,
muy hermoso,
hacer el amor contigo.
Cita de dos minutos
Romántico donde los haya, y sobretodo original...
Simplemente sin palabras...
viernes, 2 de julio de 2010
jueves, 1 de julio de 2010
Palabras que podían ser por mí…
[…]
“Creo que hay mucha gente equivocada, buscando ansiosamente por el mundo alguien con quien casarse, tener hijos y formar una familia. Ellos y ellas salen a buscar un marido o una mujer que les encaje, para su proyecto. Yo creo que se olvidan de que casarse y todo lo demás debería ser en todo caso una consecuencia posible del amor, pero que no puede ser su objetivo. Lo que yo quiero es saber que amo verdaderamente a alguien y sentirme querida por él. Si eso me sucede, estoy casi segura de que con esa persona yo podría soñarlo todo, inclusive un matrimonio, una familia o hijos.
Si no me sucede, no me creo capaz de programar ni las vacaciones de invierno.”
[…]
“Jamás perseguía, ni hostigaba, ni acosaba. Sabía pedir y podía aceptar algún no como respuesta; podía frustrarse, pero jamás levantaba el dedo para reclamar, ni juzgar, ni condenar.
Con ella sentía que podía ser yo mismo y mostrarme tal cual era, porque en sus opiniones y comentarios nunca había un tono de enjuiciamiento ni de pontificación, por encontradas que fueran nuestras posiciones.”
Cuenta conmigo, Jorge Bucay